El cadáver del niño rumano de 5 años de edad, que murió el jueves
atropellado en una estación de servicio de la carretera n-I, en
Madrid, fue repatriado a Bucarest ayer según confirmó el delegado
del Gobierno en Madrid, Pedro Núñez Morgades, que se trasladó al
Instituto Anatómico Forense para dar el pésame a los familiares de
la víctima.
El niño rumano murió la noche del jueves atropellado por un
camión en la estación de servicio situada en el kilómetro 64 de la
carretera de Burgos (N-I), en el término municipal de Lozoyuela. El
pequeño jugaba debajo del vehículo de gran tonelaje que se
encontraba detenido en el aparcamiento de la gasolinera.
El conductor del camión subió a la cabina y arrancó sin darse
cuenta de que uno de los chicos se hallaba bajo el remolque. Las
ruedas aplastaron al pequeño, que murió camino del hospital, en el
helicóptero del Sercam.
En relación con el desmantelamiento del poblado rumano instalado
en Malmea (distrito de Fuencarral), fueron ayer numerosos los
representantes políticos y de entidades humanitarias que criticaron
la forma en la que fue llevada a la practica.
Así la concejala del PSOE Noelia Martínez lo calificó de
«desmesurado» y subrayó que esta medida ha sorprendido a todos, «es
un poquito desproporcionado ir a limpiar un asentamiento con
antidisturbios y policías a caballo».
Por su parte, El secretario general de CC OO de Madrid, Rodolfo
Benito, calificó ayer de «limpieza étnica» el desalojo del poblado
de Malmea, ocupado por rumanos, efectuado ayer por el Ayuntamiento
de la capital y la Delegación del Gobierno.
El líder sindical tachó la actuación de «escándalo que
trasciende las fronteras de la Comunidad de Madrid» y mostró su
«rabia incontenida, ante una expulsión silenciosa, de sonrisa
callada y de doble moral».
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