El director general del Imserso, Héctor Maravall, junto a Esteban Ybarra.

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Los brotes racistas, de xenofobia e intolerancia se han extendido en España durante la última década, con un descenso de la edad de los jóvenes que los protagonizan y un incremento de la violencia, según el informe Raxen presentado ayer en el Imserso (Instituto de Migraciones y Servicios Sociales). El director general de Migraciones y Servicios Sociales, Héctor Maravall, y el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, alertaron sobre este problema, sobre el incremento de la llamada «música del odio», con grupos de rock que alientan la violencia, y sobre la necesidad de medidas para frenar el racismo.

El informe Raxen, elaborado por el Movimiento contra la Intolerancia y con el apoyo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, constata el incremento de los grupos skin y ultras en España, que no sólo se localizan en las grandes ciudades, sino que están en todo el territorio español.

Hace sólo cuatro años, según Ibarra, la policía tenía fichados unos 2.300 jóvenes ultras, mientras que hoy la cifra rebasa los 10.000, aunque el número real podría superar los 20.000.

Estos jóvenes, que en un principio se localizaban en los campos de fútbol, extienden sus acciones a institutos, discotecas y bares de copas, sobre todo durante los fines de semana, y según Ibarra, pertenecen a todos los grupos sociales y tienen cada vez menos edad, ya que algunos de ellos son captados entre adolescentes de sólo 13 y 14 años.

Ibarra señaló que en la década de los 90 al menos 21 personas han muerto asesinadas por acciones de violencia racista, intolerancia o xenofobia, y agregó que las personas que son víctimas de estos ataques son en general jóvenes, inmigrantes, mendigos, prostitutas y homosexuales.