El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Manuel Pimentel, afirmó
ayer que la nueva Ley de Extranjería, que espera pueda aprobarse en
esta legislatura «con el mayor consenso posible», es una ley
«oportuna que va a evitar muchos brotes de xenofobia y racismo que
no son ninguna broma ni un juego de niños».
Pimentel, que hizo estas manifestaciones tras firmar un convenio
de colaboración con las Cámaras de Comercio para facilitar la
inserción laboral de los inmigrantes, dijo que el debate de esta
ley «se está dando en un verano en el que desgraciadamente ha
habido algunos sucesos de racismo muy lamentables, pequeños en su
número, pero de intenso significado».
«Nosotros tenemos que ser absolutamente firmes contra cualquier
actitud xenófoba y racista; la peor expresión de una sociedad es
aquella que ataca a los que quieren vivir con ella», subrayó el
ministro al respecto.
«Perseguiremos cualquier actitud racista con todas las armas que
nos da la ley, pero estas actitudes se solucionan con educación y
políticas adecuadas de integración social», añadió.
Tras indicar que su departamento trabaja con la previsión de una
legislatura que no acabe hasta marzo, el ministro dijo que «aunque
ajustados de tiempo, si se van cumpliendo los plazos, podríamos
tener una nueva ley de integración para los inmigrantes». «Es una
ley "explicó" que va a cambiar y a superar en mucho el concepto que
hasta ahora hemos tenido de una ley que era únicamente de
fronteras... No se trata sólo de controlar fronteras, es un cambio
de filosofía».
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