El cuerpo del tenor ya reposa en el cementerio de Boadilla del Monte.

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EFE"MADRID
El tenor Alfredo Kraus, fallecido el viernes por la tarde de un cáncer de páncreas, descansa desde ayer junto a su esposa, en el cementerio de Boadilla del Monte, una localidad de las afueras de Madrid en la que la familia vivió durante décadas. A las doce y veinte del mediodía, el féretro con los restos mortales de una de las voces líricas más bellas de este siglo fue introducido en la sepultura familiar, en la que hace dos años fue enterrada el gran amor de su vida, Rosa Blanca Ley Bird, su esposa y compañera, y cuya muerte le sumió en una profunda depresión que nunca superó.

Una circunstancia que, en las últimas horas, han recordado muchas personas. Ana Botella, esposa del presidente del Gobierno, decía ayer que Kraus «ha muerto de amor». «Ha muerto de nostalgia y amor», reiteraba el director de orquesta Enrique García Asensio. «Sólo soñaba en reunirse con ella», confesaba la mezzosoprano Teresa Berganza.

Una tristeza a la que, en la primavera pasada, se unió un cáncer de páncreas, del que fue tratado en Estados Unidos y Madrid y que apagó su voz el viernes a media tarde, en su domicilio, rodeado de sus cuatro hijos. Una enfermedad que, en julio pasado, le impidió cantar «Werther», de Massenet, uno de sus títulos más carismáticos, en el Teatro Real.

Ayer, en una mañana soleada y calurosa de domingo, Laura, Alfredo, Rosa y Patricia, los cuatro hijos que tuvo con Rosa Blanca Ley Bird, despidieron a su padre en el cementerio de Boadilla del Monte, un entierro que, por su expreso deseo, se ha celebrado en la intimidad.