El Gobierno británico presentó ayer una serie de recomendaciones
para evitar que los padres abusen del castigo corporal a los niños.
Se pretende impedir el uso de prácticas tan agresivas como las de
golpear en la cabeza o la cara, o usar cinturones y otros
utensilios contra los niños cuando no se comportan bien. El
documento, titulado: «Protección a los niños; apoyo a los padres»,
redactado tras 16 meses de consultas con expertos, el Gobierno
propone dar nuevos poderes a los tribunales para castigar a los
padres que maltraten a sus hijos.
La idea es que los jueces tengan base para decidir si un castigo
es o no «razonable» en función de los siguientes cuatro criterios:
el uso de la zapatilla, del cinturón, de varas de caña o de
palos.
Los tribunales considerarán también la edad y el sexo de los
niños presumiblemente maltratados, la duración del castigo y la
parte del cuerpo donde se les golpeó. Fuentes oficiales han
precisado que, pese a los esfuerzos, «no hay posibilidad de
considerar ilegal el castigo corporal». «Los padres quieren ver la
ley aprobada para proteger a los niños, pero no quieren que se les
dirija sobre qué disciplina aplicar a sus hijos», añadieron. El
plan ha sido preparado a raíz de la resolución de un tribunal
europeo de derechos humanos que consideró que la ley británica
sobre castigo corporal no garantizaba la protección de los derechos
de los niños.
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