Las Jornadas 'Campos electromagnéticos y Salud'celebradas esta
semana en Madrid no sirvieron para llegar a una conclusión acerca
de si es o no nociva la utilización de teléfonos móviles para la
salud. Mientras que unos expertos opinaron que es necesario poner
freno a este tipo de tecnología esgrimiendo el 'principio de
precaución', otros argumentaron que no existen estudios científicos
que justifiquen tal decisión y que a veces pueden sacar al usuario
de un «atolladero».
La explosión de la telefonía móvil en España durante el pasado
año ha llevado a los expertos en salud de nuestro país a plantearse
en las jornadas 'Campos electromagnéticos y Salud' las
consecuencias que la radiofrecuencia que emiten estos aparatos
provocan sobre la salud. No en vano, el número de teléfonos móviles
ha pasado de siete millones a finales de 1998 a casi 15 millones al
cierre de 1999.
En este sentido, el ecologista y Premio Nacional de Medio
Ambiente, Pedro Costa, aseguró que «hay que frenar la expansión de
la telefonía móvil, aunque sólo sea por ese 'principio de
precaución' del que se suele hablar en la comunidad científica».
Advirtió que los avances en este aspecto van «demasiado despacio» y
criticó que se vaya «por detrás de los problemas sociales».
En la otra cara de la moneda, el especialista del hospital Ramón
y Cajal Alejandro Úbeda señaló que esta prevención «podría no estar
justificada» y abanderó la defensa de la utilización de estos
aparatos «puesto que se sabe que pueden salvar vidas al sacarte de
atolladeros importantes». «Además, las propias compañías están
tomando medidas para que se emita la menor cantidad de
radiofrecuencia posible», argumentó Úbeda, quien explicó que
«colocarle al teléfono una cubierta para absorber la radiación no
tiene sentido, porque sin radiación no funciona».
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