Este tiempo favorece el desarrollo de la procesionaria.

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El buen tiempo y la falta de agua ha favorecido un «boom» de la natalidad entre los insectos y la temprana floración de las plantas, según los biólogos. Los insectos figuran entre los primeros animales que sienten los efectos del tiempo primaveral, ya que «se dan unas condiciones muy favorables para sus puestas», señaló el entomólogo Miguel Angel Alonso, del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Por ejemplo, añadió, «ahora están apareciendo muchas mariposas, cuando las primeras generalmente comienzan a observarse a finales de marzo o principios de abril», lo mismo ocurre con las larvas de la procesionaria, «que ya se encuentran en los árboles en un estado muy hermoso». En el caso de empeorar las condiciones meteorológicas, Alonso apuntó a la elevada mortalidad que se produciría entre los insectos, debido a que de adultos son muy sensibles.

Como consecuencia de la masiva muerte de este grupo de animales, también podrían resentirse las aves, sobre todo las insectívoras, al carecer de suficiente alimento para sacar adelante a sus polluelos, manifestó el investigador del museo.

La escasez de lluvia influye también en las poblaciones de mosquitos: «habrá muchos menos porque sus larvas necesitan del medio acuático para desarrollarse», indicó Alonso. El biólogo de la Sociedad Española de Ornitología, Juan Carlos Atienza, también ha observado cambios en el comportamiento de las aves por las inusuales temperaturas de febrero, con unas puestas y unas migraciones adelantadas a los periodos habituales.

«Las cigüeñas han empezado a incubar este año en febrero, cuando lo normal es que lo hicieran esta semana de marzo», señaló Atienza, quien apuntó también a la temprana llegada a España de las aves que migran en invierno a Africa.

Entre éstas últimas figuran el avión común, el vencejo y la golondrina, algunos de cuyos ejemplares se han detectado el pasado mes en el norte y centro de la península.