El 40 por ciento de los conductores muertos en las carreteras
españolas durante 1999 tenía restos de alcohol en la sangre, diez
puntos menos que la cifra detectada durante el año anterior, según
datos preliminares de un estudio realizado por el Instituto
Nacional de Toxicología.
Estos resultados se han obtenido después de realizar autopsias
sobre los cadáveres procedentes de accidentes de tráfico, en virtud
de un convenio firmado entre la Dirección General de Tráfico y el
Ministerio de Justicia. Aunque los resultados son preliminares, los
responsables de Toxicología advierten un pequeño descenso en las
alcoholemias positivas, que confirmaría la tendencia reflejada
desde 1994.
Por otra parte, el Instituto ha observado que en torno al 15% de
los conductores fallecidos tenía también restos de fármacos o
drogas ilegales. En concreto, alrededor de un diez por ciento
sufría los efectos de las benzodiacepinas (fármacos tranquilizantes
que producen somnolencia), mientras que un cinco por ciento había
consumido cocaína.
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