El Comité Científico Director de la UE asegura que la sangre puede
constituir una vía de transmisión de la encefalopatía espongiforme
bovina o mal las «vacas locas». La Comisión Europea publicó ayer un
informe con el resultado de los últimos estudios científicos
realizados en torno a las encefalopatías espongiformes
transmisibles y una de las conclusiones más importantes se refiere
a la sangre del ganado, que se utiliza en productos alimenticios,
alimentación animal, preparaciones médicas y fertilizantes.
El Comité Científico señala que la sangre puede ser portadora de
tejidos enfermos procedentes del cerebro de los animales tras
determinados métodos de sacrificio.
La sangre que no entra en contacto con tejidos contaminados
presenta un peligro mucho menor de convertirse en una fuente de
propagación de esas enfermedades, según añade. El Comité recomienda
también evitar el reciclado de la sangre de bovinos, ovinos y
caprinos para la alimentación del ganado en las situaciones en
donde exista algún riesgo. Por otra parte, los expertos
comunitarios hablan de sus intentos fallidos por estimar la
cantidad de producto contaminado que debe consumir una persona para
contraer la enfermedad de «Creutzfeld-Jacob», variante humana del
mal de las «vacas locas». «Ante la ausencia de datos fiables se
debe partir de la hipótesis de que basta con consumir una cantidad
ínfima para contraer la enfermedad».
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