El terrorista turco Alí Agca, que el 13 de mayo de 1981 disparó
contra Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro, se ve a sí mismo
como un «instrumento inconsciente de un plan misterioso».
Así lo declaró ayer su abogada, Marina Magistrelli, tras
dialogar con Agca, al día siguiente de que el cardenal secretario
de Estado, Angelo Sodano, anunciara la pronta revelación del tercer
secreto de Fátima, que alude a ese atentado contra el
Pontífice.
Según la abogada, Agca, quien cumple condena a cadena perpetua
en la cárcel de Ancona (centro), tiene ya la certeza de haber
formado parte de un plan que no acierta a explicarse y ahora dice
estar algo más aliviado del «peso de una responsabilidad enorme, la
de haber herido al Papa».
El terrorista turco ha pedido en varias ocasiones la mediación
de Wojtyla para poder cumplir su condena en Turquía y fue perdonado
por el Pontífice en una entrevista personal entre ambos, hace
algunos años.
La alusión de Sodano al «obispo vestido de blanco que cae al
suelo como muerto bajo el golpe de un arma de fuego», incluida en
la presunta revelación de la Virgen a los tres niños pastores de
Fátima, se interpreta vinculada al atentado de 1981. Ahora, Agca
«acepta mejor su error», según la abogada Magistrelli, quien
aseguró que ya hace años el terrorista relacionó su acción violenta
con el tercer secreto de Fátima, aunque se considera una simple
coincidencia.
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