Los seis astronautas estadounidenses y uno ruso en el transbordador
Atlantis iniciaron ayer las reparaciones en la estación espacial
internacional, en la cual tres de ellos se alojarán el año próximo.
Después de una persecución de dos días a 9.700 kilómetros por
hora, el Atlantis se acopló sin inconvenientes a la hora 04.31 GMT
con la estación en construcción, en un proyecto de 60.000 millones
de dólares, a unos 320 kilómetros de la Tierra, sobre Ucrania.
El comandante de vuelo James Halsell y sus seis colegas son los
primeros visitantes de la estación internacional en un año, y
llevan a cabo una misión adelantada ya que no había planes de
enviar una tripulación hasta que se colocara en la estación un
módulo ruso de servicios.
Los problemas financieros han impedido que Rusia complete su
módulo que recién se instalará en julio, de modo que se envió al
Atlantis para que los astronautas reemplacen algunas baterías
agotadas cuya falla ha hecho que la estación espacial pierda altura
a razón de 2'4 kilómetros por semana.
Los astronautas James Voss y Jeffrey Williams realizarán algunas
excursiones espaciales para reparar el exterior de la estación
espacial, ajustando una grúa mal instalada durante la anterior
misión de la NASA.
Durante el resto de la semana los astronautas trabajarán dentro
de la estación en el reemplazo de baterías, y de todos los
extintores de incendio y detectores de humo.
Los astronautas Voss, Susan Helms y el ruso Yuri Usáchev, de
hecho, están preparando su propio sitio de alojamiento adonde serán
enviados el próximo año.
Por otro lado, China está considerando la posibilidad de lanzar
un satélite al espacio con el único objetivo de cultivar en él
semillas mutadas genéticamente que faciliten la «gran revolución
agrícola» del siglo XXI.
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