Después de una noche de negociaciones, los representantes de más de
188 países llegaron en la madrugada de ayer a un acuerdo sobre la
declaración final de la igualdad para la mujer que no contiene los
puntos más conflictivos, pero incluye algunos progresos en ciertas
áreas.
Los asistentes lograron pactar un documento que no permite la
inclusión de los temas más innovadores y que algunos consideraban
fundamentales, por lo que varios países piensan hacer reservas
públicas. La declaración final, que se esperaba ayer fuera aprobada
formalmente por la Asamblea Genera de la ONU, reitera básicamente
los compromisos adoptados en la IV Conferencia Mundial sobre la
mujer de Pekín, considerada un hito en la historia del movimiento
femenino porque marcaba objetivos concretos en 12 áreas
prioritarias para impulsar sus derechos y avanzar hacia la
igualdad.
Los países se comprometen a legislar o reforzar los mecanismos
existentes para afrontar todas las cuestiones legales relativas a
la violencia doméstica, incluyendo la cometida por el cónyuge, y el
abuso sexual contra mujeres y niños. El polémico tema del aborto,
uno de los obstáculos en los cinco días de reunión, no ha sufrido
modificaciones respecto a Pekín. El otro gran tema conflictivo era
el de la orientación sexual para los jóvenes, que ha dividido una
vez más a países católicos y musulmanes, por un lado, y a países
occidentales, por otro, pero el texto tampoco avanza.
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