Un estudio de la Dirección General de Tráfico y la Universidad
Complutense concluye que pensar mientras se conduce distrae tanto
al conductor tanto como hablar por un teléfono móvil, mirar un mapa
o sintonizar la radio. Estas distracciones son aún más acusadas si
el pensamiento incluye la formación de imágenes mentales.
Este informe apunta que los pensamientos del conductor suponen
una importante merma de la atención en la actividad de conducir,
«especialmente si suponen una preocupación importante o llevan
implícitas imágenes, como tratar de recordar un itinerario». Los
autores de la investigación han comprobado que cuando se realizan
tareas mentales se produce una concentración espacial de la mirada,
que es moderada cuando se trata de tareas de producción verbal y
más marcada en pensamientos con imágenes, en las que se llega a una
reducción de hasta el 70%del campo periférico del ojo.
Así, en la conducción ordinaria la mirada se centra en la
carretera pero abarca también elementos periféricos como espejos y
velocímetro, y no le afecta una conversación intrascendente o la
escucha de un relato. Sin embargo, cuando existe una actividad
mental de producción de palabras la mirada se concentra aún más y
se reduce moderadamente la exploración de los espejos y el cuadro
de mandos y, en la producción de pensamientos con imágenes, la
mirada experimenta una concentración radical en la carretera,
mientras se reduce drásticamente la visión de los espejos y el
salpicadero.
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