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EFE. Washington La ola de expresiones antisemitas que levantó la designación del senador Joseph Lieberman como candidato vicepresidencial demócrata ha salpicado con una inmediatez sin precedentes la «asamblea popular permanente» que conforman las tertulias de Internet. En un país donde hay casi ochenta millones de usuarios de un medio de comunicación que era desconocido para la gran mayoría hace apenas ocho años, el caso de Lieberman muestra que los atavismos ideológicos persisten y medran en el espacio cibernético. Apenas el vicepresidente estadounidense, Al Gore, anunció que había elegido a Lieberman como compañero para la campaña de los comicios presidenciales, el director de la «Iglesia Mundial del Creador», Matt Hale, declaró en el ciberespacio que «los judíos han alcanzado el dominio del paisaje político en Washington sin que la gente se dé cuenta». Ken Stern, quien analiza las tendencias extremistas y antijudías para el Comité Judío Estadounidense, en Nueva York, expresó cierta preocupación por la intensidad del discurso racista, pero opinó que «la energía no es todavía tan fuerte como para crear un movimiento antisemita». Lieberman, de 58 años, es el primer judío estadounidense candidato en una campaña presidencial por uno de los dos principales partidos.