Amalia Fonseca, hermana del guineano fallecido, junto a la compañera de Antonio, Carla.

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Prosigue la polémica en referencia a la muerte del ciudadano guineano Antonio Augusto Fonseca. Una segunda autopsia, que desmiente la versión policial de los hechos, demuestra que falleció no a causa de la ingestión de drogas sino de un golpe seco en el cuello con un objeto romo, posiblemente una porra o una mano. Partidos políticos e instituciones no gubernamentales exigieron ayer a Interior la comparecencia del ministro Jaime Mayor Oreja para aclarar los hechos y adoptar medidas cautelares contra los implicados.

La Dirección General de la Policía aseguró ayer en una nota de prensa, que el súbdito guineano fallecido el pasado 20 de mayo en una comisaría de Policía de Arrecife (Lanzarote), traficaba con drogas y se golpeó en la persecución y forcejeó con los agentes que realizaron la detención. Según la Policía, esta actitud violenta del fallecido se había producido con anterioridad en otro arresto que practicó la Ertzaintza en 1999, también por tráfico de drogas.

El portavoz de Justicia del Grupo Parlamentario Socialista, Juan Fernando López Aguilar, pidió la comparecencia «sin demora» de Mayor Oreja para que explique «de principio a fin» qué sucedió en la comisaría de Lanzarote. López Aguilar recordó que, si bien en su momento pidieron la comparecencia del ministro del Interior para que diera explicaciones, no actuaron con precipitación y esperaron a la autopsia solicitada por el abogado de la hermana del fallecido «para contrarrestar la veracidad de la información policial». Pero ahora, piden la comparecencia urgente porque el ciudadano guineano murió «a causa de malos tratos».

Desde el PSOE también se cree que estos hechos tienen también una versión política, que tiene que ver con el «clima moral en materia de extranjería». Según los socialistas, se produce el hecho de que un ciudadano guineano es «prejuiciado» como inmigrante, e incluso como un traficante de drogas y se le mete en el maletero de una unidad de la policía, sometiéndole a un máximo estrés y golpeándole con resultado de muerte.