La operación fue realizada en el mismo hospital donde nacieron.

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La operación para separar a las siamesas Jodie y Mary en el hospital «Saint Mary's» de Manchester concluyó como se esperaba con la muerte de esta última, la más débil, mientras su hermana permanece en estado «crítico pero estable». Tras una operación que finalizó cerca de las 05.00 GMT de ayer, y duró unas veinte horas, Jodie se encuentra ingresada en cuidados intensivos.

Las próximas 72 horas serán determinantes para decidir las posibilidades de supervivencia de la pequeña, que nació el pasado agosto unida a su hermana por el abdomen y la espina dorsal. En un comunicado emitido ayer tras la operación, los médicos indican que «la condición actual de Jodie es crítica pero estable. Desafortunadamente, y pese a todos los esfuerzos del equipo médico, Mary ha muerto». Los esfuerzos de los médicos se concentrarán ahora en evitar que el bebé que ha sobrevivido complicaciones o infecciones postoperatorias.

Si la niña sobrevive, con toda seguridad tendrá que someterse aún a numerosas operaciones quirúrgicas para poder desarrollar una vida relativamente normal. Según los especialistas que la atienden, la niña necesitará implantes dérmicos y numerosas operaciones correctoras pero podrá desarrollar una inteligencia normal, caminar, tener hijos y una esperanza de vida media.

Los padres de las dos niñas, nacidas el pasado agosto, habían abierto una complicada batalla legal para impedir la operación, por motivos religiosos, aunque los tribunales dieron la razón a los médicos que exigían que se llevara a cabo la intervención quirúrgica. Ambos padres, ciudadanos de la isla de Gozo, en Malta, y de convicciones profundamente católicas, se oponían a escoger la vida de una de sus hijas sobre la otra al considerar que debía ser Dios quien decidiera sobre el destino de las dos pequeñas.