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EUROPA PRESS - SITGES El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, declaró ayer que las medidas de control aprobadas por el gobierno en el nuevo brote de la enfermedad de las «vacas locas», como el cierre de fronteras a los productos vacunos a los países donde se han detectado nuevos casos de la enfermedad, «se han tomado sobre criterios técnicos y de prudencia, pensando en la salud de las personas y la tranquilidad de los ciudadanos».

Piqué aseguró que «no existe motivo alguno para la alarma», dado que la situación está «perfectamente controlada». El titular de Exteriores considera que «no hay ningún motivo para el acaparamiento ni para que los ciudadanos tengan que cambiar de hábitos alimenticios». De todos modos, Piqué aseguró que «se trata de una situación muy compleja en la que deben intervenir las instancias comunitarias de manera activa».

Sobre las susceptibilidades que ha generado en el seno de la Unión Europea la controvertida medida del cierre de fronteras, Piqué aseguró que «cuando la Unión Europea tenga toda la información, que les haremos llegar en los próximos días, seguro que se resolverá esta situación». «Ante una situación así, hay que reaccionar de inmediato. No hay tiempo para justificaciones», añadió el ministro en Sitges, donde ayer participó en las Jornades del Cículo de Economía.

Mientras tanto, la prohibición del consumo de mollejas, amígdalas e intestinos de bovinos, «cualquiera que sea su edad», entró en vigor ayer en Francia. Los tres decretos gubernamentales fueron publicados ayer en el Diario Oficial. Los textos precisan que la prohibición incluye su uso en la cadena alimentaria, importación e inclusión en la elaboración de harinas destinadas al engorde de animales. Hasta ahora, en Francia, sólo estaba autorizada la comercialización de las mollejas de los vacunos nacidos después del primero de mayo de 1999.