«El problema es conocido y restringido a una zona geográfica
delimitada. La Santa Sede está tratando el problema en colaboración
con los obispos, con la Unión de Superiores Generales y con la
Unión Internacional de Superiores generales», afirmó ayer el
portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls, tras conocerse un
informe de una monja estadounidense que denunció centenares de
casos de violaciones de religiosas por parte de curas y misioneros.
Navarro añadió que esas «situaciones negativas» no pueden hacer
olvidar la fidelidad, muchas veces heroica, de la gran mayoría de
religiosos, religiosas y sacerdotes».
El informe que ha llevado al Vaticano a reconocer públicamente
lo ocurrido ha sido publicado en el diario estadounidense National
Catholic Reporter, recogido en Italia por la agencia católica
Adista y un diario de difusión nacional y ha sido redactado por la
religiosa americana Maria O'Donohue. Según el informe, los casos de
violencia sexual contra monjas se registraron en 23 países, en su
mayor parte africanos. El informe, según el diario, fue entregado
en el Vaticano en 1995 y su destinatario fue el cardenal español
Eduardo Martínez Somalo, prefecto de la Congregación para la Vida
Consagrada y Camarlengo de la Sacra Iglesia Romana, quien
inmediatamente creó un grupo de trabajo para estudiar los
espeluznantes casos denunciados.
La religiosa contó casos de aspirantes a monjas que fueron
violadas por los curas a los que presentaron la documentación para
ingresar en los conventos y curas que acudieron a médicos «de
confianza» de hospitales para que efectuasen abortos a monjas y
jovencitas que habían dejado embarazadas. Sor María O'Donohue dejó
sin aliento a los responsables vaticanos cuando contó el caso de un
cura que obligó a una monja a la que había violado a abortar, ésta
murió durante la intervención y el sacerdote ofició, sin
remordimiento alguno, la misa del funeral por la desventurada.
Aunque el Vaticano no precisó los lugares donde ocurrieron los
casos, las denuncias recogidas por la monja provinieron, según lo
publicado de 23 países, entre ellos Burundi, Brasil, Colombia,
India, Irlanda, Nueva Guinea, Filipinas, Estados Unidos y hasta
Italia. La mayor parte, de todos modos, provino de Africa, donde la
cultura del celibato no está arraigada y donde tener muchas mujeres
e hijos es un signo de importancia social y donde es muy difícil
para una mujer decir «no» a las peticiones de un hombre.
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