El ministro delegado francés de Sanidad, Bernard Kouchner,
reconoció en una entrevista al semanario «La Vie» que ayudó a morir
a personas en viarias ocasiones cuando ejerció de médico en guerras
donde estuvo con organizaciones humanitarias. Kouchner señaló que
lo hacía cuando disponía de suficiente morfina para que los
heridos, «al menos, murieran sin sufrir». «Es, exactamente, lo que
hacen los médicos en Francia», asegura el ministro, quien el pasado
julio levantó una cierta polémica en Francia al reconocer, por
primera vez en una entrevista a un diario holandés, que había
practicado la eutanasia.
Después, el responsable de la Sanidad francesa rectificó y
reafirmó su defensa de los cuidados paliativos. En sus
declaraciones a «La Vie», Kouchner plantea la conveniencia de que
«se deje a los médicos actuar según su conciencia, sin que la
sociedad reflexione sobre si quiere o deja de querer» la
eutanasia.
También expresa su deseo de que se modifique la ley de forma que
los reanimadores hospitalarios no puedan ser perseguidos por la
Justicia por desenchufar los aparatos que mantienen con vida a los
enfermos terminales de forma artificial. «En los servicios de
reanimación (franceses), cerca de la mitad de las personas fallecen
porque se decide parar los aparatos de respiración. Kouchner
declaró que la eutanasia «es solamente llenar un poco más la
jeringuilla» y consideró que lo importante es que se practique con
«ternura y amor».
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