El rey Mswati III de Suazilandia se declaró ayer culpable de haber
infringido una prohibición sobre sexualidad que él mismo había
implantado y pagó la multa correspondiente, un buey, a un grupo de
jóvenes mujeres que habían acudido a palacio para recordarle sus
deberes.
Cerca de 300 jóvenes, pertenecientes a un grupo tradicional de
militancia por la virginidad de las jóvenes suazis, se reunieron
ayer frente al palacio real de Ngabezweni, a 25 kilómetros de la
capital, para recordar al rey el «umchwasho», el rito de castidad
que él mismo recomendó a los suazis para lograr la erradicación del
sida.
Según este rito, controlado por un tribunal de usos y
costumbres, las jóvenes solteras deben observar una prohibición
sexual de cinco años de duración y llevar un pompón de lana de
colores que indica su situación. Esta costumbre prohibe a los
hombres tocar o cortejar a las mujeres que lleven pompones, bajo
pena de pagar 1.300 emalangenis (150 dólares, unas 25.000 pesetas)
o una cabeza de ganado. A finales de septiembre el rey, que tiene
33 años, siete esposas y una concubina, tomó a otra concubina de 17
años, Nontsetselelo Magongo.
Ayer, la delegación de jóvenes «Flores de la Nación», que
recorrieron siete kilómetros a pie hasta llegar al palacio, fueron
acompañadas por un emisario hasta los aposentos del rey donde, a
modo de protesta, se quitaron sus pompones de colores, según su
líder, Lungila Ndlovu. El rey, entonces, pidió a su emisario que le
declarase culpable y pagó, de inmediato, un buey, que cinco
soldados trasladaron al pueblo de Mahlanya, de donde procedía el
grupo de jóvenes indignadas. El animal fue abatido, descuartizado y
repartido según los modos tradicionales a su llegada al
poblado.
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