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El lanzamiento del euro en doce países de la Unión Europea (UE) ha intensificado el debate político en el Reino Unido sobre la conveniencia o no de adoptar la moneda única. Los políticos y expertos no dejan de hablar sobre si hay que dejar la libra por la divisa europea, sobre todo ante el éxito de la puesta en circulación de los billetes y monedas del euro. El debate también es motivo de polémica, como el surgido hoy tras conocerse que un importante asesor del Gobierno ha admitido que la decisión final sobre el ingreso será más política que económica.

El responsable de política macroeconómica y financiera internacional del Ministerio de Economía británico, Gus O'Donell, asegura que el Ejecutivo británico no está capacitado para alcanzar «un juicio claro y sin ambigüedades» respecto a los criterios de convergencia del euro. Por su parte, el director de la campaña contra la entrada de Reino Unido en la Unión Económica y Monetaria, Dominic Cummings, aseguró que el Gobierno prometió condicionar la decisión sólo a motivos económicos para no poner en peligro el empleo y la prosperidad británica.

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha insistido en la continuidad de la política europeísta italiana tras la polémica suscitada por las acusaciones del ministro de Exteriores a varios miembros del Ejecutivo sobre su «falta de entusiasmo» ante la llegada del euro. «No pueden existir dudas sobre la posición europeísta de Italia y el esfuerzo realizado en los últimos meses para la construcción política y económica de Europa», asegura el líder conservador en declaraciones que recoge hoy el rotativo romano «La Repubblica». El jefe de Gobierno reivindica la «coherencia» de la política exterior italiana y recuerda como él mismo escribió «de su puño y letra» la carta dirigida a millones de familias explicando la importancia del euro y enviada con un «euroconvertidor» de regalo.

En Francia el banco emisor pidió a la banca que cumpla sus compromisos y a los usuarios que no se precipiten para canjear sus ahorros en francos por euros, en respuesta a la avalancha de público en las ventanillas desde el miércoles o al caso de una mujer que cambió de golpe el equivalente a 275.000 euros. En las sucursales de varios grandes bancos franceses, los empleados han pedido a la gente que vuelva la semana próxima o «sine die» para canjear francos por euros, a menudo por falta de liquidez. Mientras, los alemanes se están desprendiendo del marco mucho antes de lo esperado y han descubierto súbitamente el encanto de los nuevos billetes y monedas de euro con su introducción. El escepticismo reinante entre la población hace sólo unas semanas ha sido sustituido por un entusiasmo.