La normativa, que ayer comenzó en el Congreso su trámite
parlamentario, es «una medida real para luchar contra la
contaminación y el cambio climático», y permitirá reducir un tres
por ciento los niveles de contaminación atmosférica en España para
los años 2007-2008. Así lo puso de manifiesto el ministro de Medio
Ambiente, Jaume Matas, tras explicar el proyecto de Ley conocido
como IPPC ante el Pleno del Congreso, que rechazó por mayoría "177
votos en contra, 100 a favor y 2 abstenciones" la enmienda a la
totalidad presentada por IU.
Matas mostró su satisfacción por el consenso alcanzado con
comunidades autónomas, entes locales y sectores afectados durante
su preparación. Afirmó que obligará a modernizar las instalaciones
de las empresas para reducir los niveles de contaminación en aire,
agua y suelo, afectará a unos 4.000 centros productivos y acarreará
unas inversiones de entre 4.000 y 6.000 millones de euros hasta el
año 2007, año en el que las instalaciones industriales ya en
funcionamiento tendrán que adaptarse a la nueva norma. Subrayó que
esta ley supone «un paso muy importante» para impulsar la
competencia, mejorar el medio ambiente y reducir los niveles de
contaminación.
El principal instrumento de la ley es la autorización ambiental
integrada, previa a la puesta en marcha de las instalaciones, que
tiene entre sus principales características fijar en un solo acto
administrativo «la carga máxima de contaminación que puede
emitirse», explicó el ministro. Además la autorización reconoce el
derecho a la participación de los ciudadanos aún no apareciendo
como interesados, según Matas, quien añadió que este procedimiento
«se configura como un importante mecanismo de simplificación
administrativa», ya que refunde todos los pronunciamientos de
carácter medioambiental de las diferentes administraciones públicas
y permite hablar de una «ventanilla única ambiental».
El proyecto de ley contempla expresamente los casos de
contaminación transfronteriza e incluye un régimen sancionador con
multas de hasta dos millones de euros. Por sectores, el mayor
número de instalaciones afectadas serán las del campo
agroalimentario, seguidas de las del sector químico, industrias
minerales y las de producción y transformación de metales.
Sin embargo, los partidos de la oposición se mostraron en contra
del proyecto del Gobierno y pidieron su retirada. IU denunció el
retraso de dos años en la trasposición de la directiva y que esta
no responde a las necesidades reales de nuestro país. Desde el
PSOE, que votó con IU la petición de devolución, se denunció claras
«insuficiencias y lagunas» en la normativa. Tanto CIU como el grupo
popular, que votaron en contra de la iniciativa de IU, defendieron
la ley por considerar que mejorará el medio ambiente.
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