La iniciativa, desvelada ayer por el presidente George Bush prevé
que las emisiones de dióxido de carbono y otros gases similares
aumenten a un ritmo menor que el crecimiento de la economía, lo que
la Casa Blanca quiere vender como una reducción en la práctica.
«Necesitamos un enfoque flexible», recalcó Bush al presentar su
plan, que evita el compromiso de reducir las emisiones en un 7% que
establecía el Protocolo de Kyoto.
Bush recalcó que cumplir con el Protocolo de Kyoto «hubiera
costado a nuestra economía hasta 400.000 millones de dólares y 4'9
millones de empleos». El Gobierno de Estados Unidos destinará 4.600
millones de dólares para incentivos fiscales para las empresas y
personas que decidan participar voluntariamente, con la compra o
puesta en marcha de sistemas de generación de energía «limpia»,
como eólica o solar, o automóviles híbridos. Bush dijo que, además,
se promoverán métodos para quemar carbón de forma más limpia, se
potenciará la energía nuclear, que no produce emisiones, y se
mejorará la eficacia de los automóviles.
Según la Casa Blanca, con este sistema se lograría en diez años
una reducción del 18 por ciento de las emisiones si se computan en
toneladas métricas respecto a cada millón de dólares del PIB.
Además, George Bush se comprometió a que Estados Unidos revisará la
eficacia de las medidas dentro de diez años, momento en que podría
dar pasos más avanzados contra las emisiones responsables del
efecto invernadero, entre las que destacan las de dióxido de
carbono. El Protocolo de Kyoto comprometía a 40 países
industrializados a reducir sus emisiones para 2012 en cifras de
obligado cumplimiento que para Estados Unidos eran de un 7 por
ciento.
El Gobierno de George Bush se retiró en marzo de 2001 del
Protocolo con el argumento de que las cifras obligatorias dañarían
a la economía estadounidense y de que, al estar exentos países como
China o India, las emisiones globales no se reducirían. Antes de
presentar su iniciativa, Bush habló sobre ella con José María
Aznar, presidente del Gobierno de España, país que ejerce en estos
momentos la presidencia de turno de la Unión Europea. Por otro lado
el ministro español de Medio Ambiente, Jaume Matas, acogió ayer con
«respeto» el anuncio del programa sobre el cambio climático en
Estados Unidos, pero ratificó en nombre de la Unión Europea (UE) su
firme posición en defensa del Protocolo de Kyoto.
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