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FRANCE PRESS-SYDNEY La decisión de una australiana afectada por un cáncer en fase terminal de poner fin a su vida en presencia de amigos y su familia ha relanzado el tema de la eutanasia en Australia. Nancy Crick, de 69 años, quien había asegurado que el cáncer le hacía la vida insoportable, murió ayer tras ingerir una sobredosis de medicamentos en Gold Coast, una estación balnearia del oeste de Australia.

Las 21 personas que estuvieron presentes en la muerte de Nancy podrían ser inculpadas por ayudarla a poner fin a sus días y podrían ser castigados con una pena máxima de cadena perpetua. La organización Derecho a la Vida ha pedido a la policía que investigue el caso, subrayando que ayudar a alguien a suicidarse es un acto criminal.