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La Comisión de Sanidad del Congreso dio ayer luz verde a una proposición de ley que entre otras cuestiones incluye un proyecto de testamento vital que permitirá a los enfermos interrumpir tratamientos si su estado es terminal.

No obstante, el texto prohibe expresamente la práctica de la eutanasia directa o indirecta y subraya que no será aplicada en el caso de que contravenga el ordenamiento jurídico y la práctica médica comúnmente aceptada; un extremo difuso que será debatido de nuevo la semana que viene por la Cámara.

La Proposición de Ley, que será debatida en el Pleno de la semana que viene, supone un paso adelante en cuanto a los derechos del paciente para recibir información sobre su tratamiento, no prolongar el mismo gratuitamente en situaciones terminales y a la vez dar una cobertura jurídica a situaciones como desconectar una máquina de respiración artificial a pacientes también terminales.

Sin embargo, los diputados de esta comisión se han cuidado mucho de alejar cualquier tipo de duda respecto a la posibilidad de abrir puertas a la eutanasia; un debate que según el ponente socialista, Alberto Fidalgo, quedará «para otra ocasión, cuando la sociedad lo demande».

Además el enfermo deberá tener en cuenta que en ningún caso serán aplicadas las peticiones contrarias a las pautas técnicas de comportamiento médico comúnmente aceptadas en virtud de los conocimientos actuales.