Un tribunal antiterrorista condenó ayer por la noche a muerte a
seis hombres, a cuatro de ellos por violación y a los otros dos,
miembros de un ´panchayat´ (jurado) tribal, por haberla ordenado.
La pena capital había sido pedida para los diez miembros del
consejo, pero ocho de ellos fueron absueltos. Los condenados, que
han negado los hechos, han anunciado que apelarán.
Mujtiar Mai, de 30 años, fue violada el pasado 22 de junio
durante más de una hora en una cabaña de Meerwala (provincia de
Punjab, este), en castigo por la presunta relación de su joven
hermano con la hermana de uno de los violadores, miembro de una
poderosa tribu local de los Mastoi.
Más que la violación, el escándalo lo produjo sobre todo el
hecho de que ésta fuera ordenada por el consejo de la propia aldea.
«Este caso impresionó no sólo a todo el país sino también en todo
el mundo», recordó ayer el presidente de la Comisión No
Gubernamental de los Derechos del Hombre en Pakistán (HRCP),
Afrasiab Jattak.
Lo sucedido a Mai «puso en evidencia problemas muy importantes,
como el papel de los tribunales extrajudiciales que se toman la
justicia por su mano y dictan sentencias bárbaras», añadió
Jattak.
Los consejos tribales, que no tienen existencia legal, asumen en
ocasiones las funciones del Estado paquistaní para hacer justicia.
Así, permiten a personas frecuentemente pobres hacerse oír y
solucionar sus disputas sin necesidad de acudir ante un verdadero
tribunal de justicia.
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