La central nuclear de Chernobil, después de la catástrofe de abril de 1986.

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Los niveles de seguridad en las instalaciones y depósitos nucleares de Rusia se encuentran bajo mínimos, con el consiguiente riesgo de hurto de materiales altamente peligrosos para la población y el entorno.

El año pasado los inspectores del ente fiscalizador descubrieron «un centenar de focos radiactivos abandonados», según el documento presentado a los legisladores, que no especificó los lugares donde fueron halladas esas fuentes de radiación.

A esa conclusión llegó Gosatomnadzor, el organismo estatal ruso encargado de supervisar las instalaciones nucleares del país, que esta semana presentó a la Duma o Cámara de Diputados un alarmante informe sobre la situación en ese delicado sector de la economía del país.

«Las inspecciones realizadas en 2002 detectaron graves deficiencias en los servicios de vigilancia y seguridad de las instalaciones nucleares», señalaron los expertos de Gosatmonadzor.

Los niveles de seguridad en los depósitos de materiales radiactivos -que pueden ser utilizados en la fabricación de las denominadas bombas sucias- son «críticos», advirtió Gosatomnadzor.-

«Todavía no funcionan plenamente los sistemas de registro, control, conservación y transporte» y, en consecuencia, «no hay garantías para impedir el uso indebido y el robo de materiales nucleares», reconocieron los expertos.

El ministro ruso de Energía Nuclear, Alexandr Rumiántsev, salió al paso de las conclusiones de Gosatomnadzor y aseguró a los diputados que no hay motivo de preocupación, ya que la seguridad nuclear en Rusia está en un nivel muy elevado. «Ni en la época de la Unión Soviética ni ahora, en Rusia, ha habido situaciones de peligro con las armas nucleares», recalcó.