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Cuando llegan las vacaciones de verano muchos padres deciden buscar campamentos, cursos o algo similar para sus hijos. En esta ocasión, la escuela de verano tradicional se ha visto relegada a un segundo plano con una iniciativa tan educativa y creativa cómo la que propone el centro de salud natural y crecimiento persona«Hermes». El curso que ofrece va dirigido a todos los niños con edades comprendidas entre los cinco y los doce años con ganas de aprender algo nuevo. Las clases duran dos horas y se dan los martes y jueves por la mañana. La idea principal es que los niños descubran otra forma de ver la vida. La clase comienza con cinco minutos de meditación, un poco de música relajante y unas respiraciones profundas. Después, los niños deciden que les apetece hacer. Pueden pintar, cantar, bailar, disfrazarse de lo que más les guste e incluso aprender a comer bien.

Dji es la profesora que les educa en materias bien diferentes a las que aprenden en el colegio. Igualdad, tolerancia, salud y bienestar son algunos de los conceptos que definen el aprendizaje. «Intento que se diviertan realizando actividades que les enriquecen a nivel personal», dice Dji. Les enseña canciones en diferentes idiomas que luego traducen juntos: «A mí me las cantan luego en catalán y así todos aprendemos». Es una ocasión única para que descubran otras culturas a través del baile y la música. Una de las actividades más interesantes es la de comer bien. A través del juego, comen fruta y verdura, cosa que «no hacen en casa», dice Dji con satisfacción. Añade que «Es fundamental que los niños no se cansen; si se prolongan mucho las actividades se aburren y ya no prestan atención». Mediante un trato cercano y profesional, Dji intenta que la diversión sea la herramienta que les permita abrir su mente y aprender de otras culturas. Dentro de algún tiempo , cuando estén preparados, les ensañará yoga y meditación.

S.M. Debelius