Pero lo que se presentaba como una fiesta, terminó en una de
esas típicas peleas de folclóricas, de las que ellas mismas
reniegan. Todo comenzó cuando, después de esperar unos minutos a
José Manuel Parada, que ejercía de moderador, se proyectó un vídeo
de presentación del disco y de una colección de otros 34 títulos
remasterizados del género.
A lo largo de esos cinco minutos de metraje, se fueron
sucediendo imágenes y fotos de todos los participantes en el disco,
menos de Paquita Rico y Rosita Ferrer, pero no fueron ellas las que
mostraron su descontento, la que comenzó la juerga fue Carmen
Sevilla, que dijo estar «indignada porque mi amiga Paquita, una de
las más grandes», no salía en el vídeo, a lo que Ferrer añadió que
ella tampoco.
Entonces Paquita Rico se mostró también indignada y pidió a la
compañía discográfica explicaciones, porque si no las había ella se
iba. Moncho Ferrer, coordinador de la colección, señaló que todo se
debía a un «fallo técnico y a la falta de material», por lo que
entre todos los que formaban la mesa montaron, nunca mejor dicho,
la «marimorena».
El único que estaba callado dignamente era el «Príncipe Gitano»,
que ante la sorpresa de todos se levantó y diciendo que «si alguien
de los que estaban ahí tenía que estar en la portada del disco era
él y como no estaba se iba», y, ni corto, ni perezoso, así lo
hizo.
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