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«Me desperté veinte días después en el hospital. No reconocí ni a mi mujer. No recuerdo nada de lo que pasó ni siquiera si volé o no. Lo único seguro es que sufrí un traumatismo craneal, he perdido el oído izquierdo y sufro una lesión en una pierna».

Este es el testimonio de la víctima de un accidente de tráfico ocurrido el 30 de mayo de 2001 en la Avenida Doctor Fleming de Sant Antoni, frente al local de 'Pizza Hut'. Fue arrollado por un motorista al que la Audiencia Provincial condenó por circular demasiado deprisa.

El tribunal, sin embargo, no vio claro el testimonio aportado por dos personas que dijeron haber presenciado el accidente. A instancias de la Audiencia, se demandó que se investigara si ambos habían podido cometer un delito de falso testimonio. Los dos acusados fueron juzgados ayer en Eivissa. Cada uno de ellos se enfrenta a una pena de dos años de prisión, condena pedida por el fiscal.

«Nosotros nos mantenemos en lo que vimos. La víctima del accidente no voló. Recibió un fuerte impacto pero no cayó. Caminó varios metros cojeando y luego un chico le tumbó», señaló uno de los acusados.

Esta sería una declaración que no hubiera generado problemas para ambos si no fuera porque otra testigo, compañera de trabajo de la víctima, mantuvo que el peatón, arrollado nada más bajar la acera y cuando se dirigía a su coche, fue despedido varios metros como consecuencia de la colisión. La Policía Local de Sant Antoni constató un desplazamiento de dicha persona de unos nueve metros. Los agentes, a su vez, apoyaron su atestado en lo declarado por esta mujer, pese a que uno de los policías indicó ayer en el juicio que recordaba que al menos otras dos personas manifestaron haber visto algo. Sin embargo, el agente que declaró esto no reconoció ayer a los dos acusados. Éstos aparecieron por 'sorpresa' en el juicio de faltas que se celebró por el accidente. «Estábamos allí, en nuestra furgoneta de trabajo. El propio motorista nos conminó a que llamáramos a una ambulancia», explicó otro de los acusados. El fiscal, en su informe final, también quiso hacer constar que cada testigo pudo recibir «distintas percepciones» de lo que creyó ver sin que ello significara en modo alguno que alguno de ellos mintiera deliberadamente.