Los vecinos de la zona de Gran Vía despertaron ayer con una
bonita sorpresa: enormes ramas de almendros en flor, artificiales,
se sumaban desde lo alto de las farolas a la decoración floral. El
Mediterráneo en todo su esplendor toma presencia en esta boda,
cuyos preparativos continúan a buen ritmo mientras grupos de
jardineros siguen engalanando la ciudad con miles de auténticos
geráneos, lantanas, tulipanes, guineanas y claveles.
El centro de Madrid es un jardín primaveral que va creciendo
ante la atenta mirada de centenares de turistas y curiosos.
En la glorieta de Atocha, al lado de la estación donde tuvo
lugar el brutal atentado del pasado 11 de marzo, varios camiones
repletos de sacos de tierra, cipreses y olivos, dificultaban el
tráfico. Allí también se trabaja a buen ritmo plantando los 192
árboles que recordarán a las víctimas de la tragedia, un monumento
vivo que ha recibido el nombre de Bosque de los Ausentes.
Finalizada la boda, los árboles serán trasplantados al vecino
parque de El Retiro donde mantendrán la memoria de todo lo que
sucedió.
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