Mohamed El Baradei, director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica.

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FRANCE PRESS/EFE
Con alegría y sorpresa se recibió ayer en la sede del OIEA en Viena la concesión del Premio Nobel de la Paz para ese organismo de la ONU y para su director general, Mohamed El Baradei, quien destacó que el galardón reconoce que el principal peligro para el mundo es la proliferación de armas nucleares. La misión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) es «asegurar que nuestro mundo continúe seguro», dijo El Baradei, quien añadió que el premio es motivo de «gran orgullo pero también de mucha responsabilidad».

El Nobel también respalda la forma de trabajar del OIEA, ya que pone de manifiesto que cuenta con un «enorme apoyo público», destacó El Baradei al agradecer el trabajo de los más de 2.200 colaboradores del organismo.

El galardón, dotado con 1,11 millones de euros, «reconoce el principal desafío al que se enfrenta el mundo: la amenaza de la proliferación de armas nucleares, la continua existencia de miles de armas atómicas y la amenaza del terrorismo nuclear», señaló. El Baradei fue recibido con emotivos aplausos por cientos de empleados del OIEA en la entrada principal de su sede y con lágrimas en los ojos agradeció «el reconocimiento que ha recibido el trabajo del organismo».

El premio servirá de acicate «para continuar haciendo lo que hacemos, siendo imparciales y actuar con integridad», dijo el jurista y diplomático egipcio de 63 años.

«Seguiré en el duro camino que nos espera. Este premio no es sólo un reconocimiento de nuestros logros, sino que señala el difícil camino que tenemos ante nosotros, sobre todo en un momento cuando la Cumbre Mundial en Nueva York el mes pasado no pudo acordar una Hoja de Ruta sobre el desarme y la proliferación nuclear», recordó.