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El nacimiento de la infanta Leonor, primogénita de los príncipes de Asturias, puso ayer de manifiesto un consenso casi unánime de fuerzas políticas y expertos en la necesidad de reformar la Carta Magna para que la recién nacida pueda reinar, pero también la coincidencia en que no hay prisa. La propia Constitución señala cómo hacer ese cambio: es preciso para ello que así lo decidan el Congreso y el Senado por mayoría de dos tercios, que inmediatamente se disuelvan las Cortes y se convoquen elecciones, que vuelvan a votar las nuevas Cámaras por idéntica mayoría y, finalmente, que la reforma se apruebe en referéndum.

Pese a que existe un consenso generalizado sobre la necesidad de esa modificación para garantizar que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres para acceder al Trono, la complejidad del procedimiento y el hecho de que el acuerdo no sea el mismo para los otros cambios propuestos por el Gobierno en la Carta Magna impide que la reforma se haya planteado ya.

Ayer, tras el nacimiento de la infanta, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, señaló que se mantiene el calendario previsto de acometer la reforma a finales de la Legislatura, a principios de 2008.

El ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, descartó que el nacimiento de Leonor suponga «ningún apremio adicional» para la reforma constitucional, porque la iniciativa «está en marcha», recordó. López Aguilar subrayó que, en las actuales circunstancias, la infanta Leonor «tiene derecho a la sucesión en la Corona».

El presidente del PP, Mariano Rajoy, también reiteró la opinión favorable a la modificación constitucional que elimine los privilegios del hombre sobre la mujer para acceder al Trono. «No es un asunto que tenga que resolverse de un día para otro, por lo tanto hay tiempo».