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El Rey entregó en Madrid las medallas Fields, consideradas los premios «Nobel» de las matemáticas, como acto previo al Congreso Internacional de esta ciencia. El acto estuvo marcado por la ausencia del principal premiado, Grigori Perelman, que propuso la resolución para la Conjetura de Poincaré, un problema pendiente de solucionar desde 1904.

El matemático ruso, de 40 años, fue premiado por su revolucionaria profundización en la estructura geométrica y analítica. Su trabajo entre 2002 y 2003 proporcionó la forma de resolver uno de los problemas más difíciles de la historia, la conjetura de Poincaré, formulada en 1904 por un matemático francés, y que podría ayudar a los científicos a determinar la forma del universo. La comunidad matemática aún está comprobando su trabajo, pero después de tres años de intensivo escrutinio no se ha encontrado objeción alguna.

Además de Perelman, también fueron premiados otros tres teóricos. El ruso Andrei Okounkov, el australiano Terence Tao y el alemán Wendelin Warner.

En la misma ceremonia se entregó al estadounidense John Kleingberg el premio Nevanlinna, que se concede a trabajos relacionados con la Sociedad de la Información, y al japonés Kiyoshi Ito el premio Gauss, para tecnologías de la vida cotidiana.

En su intervención, el Rey resaltó el papel de las matemáticas como instrumento para entender el mundo y como sustento educativo para asegurar el progreso. El congreso reunirá la semana que viene 4.000 científicos de 100 países.