Patrón y tripulación del «Francisco y Catalina», arribado al puerto de Santa Pola, Alicante, ayer.

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José Durá, patrón del pesquero que en julio rescató a 51 inmigrantes subsaharianos a cien millas de Malta, afirmó ayer a su llegada al puerto de Santa Pola (Alicante) que lo que hicieron él y sus tripulantes es «lo que dice la ley del mar, ayudarnos unos a otros cuando se necesita».

«La mejor recompensa es llegar a casa y estar con la familia», afirmó Jaime Valero, cocinero del barco, muy emocionado al ver, después de 66 días de viaje, a su mujer y a sus dos hijos. Su hija, Silvia, aseguraba minutos antes de la llegada del barco que la tripulación «ha hecho lo que había que hacer» y explicó que tanto su padre como el resto de compañeros no creían merecer este homenaje.

El «Francisco y Catalina» llegó a las 09.25 horas al puerto de Santa Pola, escoltado por varias embarcaciones de la Policía Local y de Protección Civil y arropado por los aplausos de los numerosos vecinos y familiares de los tripulantes, congregados desde primera hora de la mañana en el lugar.

Toda la tripulación, incluido su capitán, se mostró sorprendida y emocionada por este recibimiento, que en palabras de Durá «vale más que todas las medallas del mundo».

Sin embargo, Pepi Irles, esposa del patrón del barco, se mostraba «muy orgullosa» por lo que estos pescadores habían hecho, igual que el alcalde de Santa Pola, Miguel Zaragoza, quien dijo que el comportamiento de «estos diez héroes es una muestra de cómo es la gente de Santa Pola: hospitalaria, humilde, trabajadora, y muy sensible con las necesidades de las personas más necesitadas».

Sorprendidos por el recibimiento, especialmente por el interés que su historia ha despertado en los medios de comunicación, los miembros de la tripulación comentaron lo mejor y lo peor de su experiencia.

Algunos, como Durá, le quitaban importancia al asunto, afirmando incluso que «duro es estar en Siberia y no tener para comer. Esto son cosas que pasan y se ha aguantado bien».

Sin embargo, otros, como el segundo patrón del barco, Bautista Molina, reconocían que estaban «muy cansados porque hemos pasado muchas penalidades, averías, un marinero enfermo, pero ahora ya estamos aquí y eso es lo importante».