José Manuel Moreno, coordinador del capítulo correspondiente a Europa del informe del IPCC. Foto: J.L.PINO/EFE

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El cambio climático magnificará las diferencias entre el norte de Europa, donde se registrarán más precipitaciones o aumentará la productividad agraria, y los países del sur, entre ellos España.

Entre esos efectos citó la ola de calor «sin precedentes» de 2003 y las 35.000 muertes adicionales que se produjeron en Europa durante el verano de aquel año y que no se habrían producido «en condiciones normales».

Así lo expuso ayer el catedrático de Ecología de la Universidad de Castilla-La Mancha, José Manuel Moreno, coordinador del grupo de científicos que ha elaborado el capítulo sobre los efectos del calentamiento en Europa dentro del Grupo Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés) de la ONU.

Moreno compareció en rueda de prensa en Madrid para presentar las conclusiones del último informe del IPCC, que a su juicio pone «el broche de oro a la idea de que ya estamos inmersos en un cambio sin precedentes», e insistió en que el cambio climático no es algo «del mañana» sino «del ayer» y que sus efectos son visibles en la actualidad.

Moreno explicó que el informe es concluyente al determinar los efectos del cambio climático sobre los organismos y sobre los ecosistemas, que los riesgos de origen climático van a aumentar a lo largo del presente siglo.

El científico citó entre esos riesgos las lluvias torrenciales, las inundaciones «relámpago», la inundación de zonas costeras, las sequías más frecuentes y prolongadas, más riesgo de incendios forestales y mayores riesgos para la salud debido a olas de calor más frecuentes e intensas.

El informe advierte además de la disminución progresiva del potencial hidroeléctrico como consecuencia de las menores lluvias, y apunta que esa disminución puede ser del 6 por ciento de media en Europa en el horizonte del año 2070, pero de entre el 20 y el 50 por ciento en los países mediterráneos.