Así, las milicias chiíes han movilizado a francotiradores hacia el sur del país, donde se encuentras desplegadas las tropas británicas, mientras que los suníes planean secuestrar al príncipe para pedir la retirada de las tropas y la liberación de presos iraquíes a cambio de su puesta en libertad.
De acuerdo con el periódico, algunas de las principales facciones paramilitares del sur de Irak han colocado informadores en los barracones empleados por las fuerzas británicas para vigilar al príncipe, tercero en la línea de sucesión al trono.
Varios líderes de grupos insurgentes afirman que sus hombres han empezado a descargarse de Internet fotos del príncipe, que han comenzado a repartir entre el resto de guerrilleros.
Según The Observer estas informaciones ponen en tela de juicio la decisión del Ministerio de Defensa de permitir al príncipe servir en Irak, donde él y su unidad podrían ser contemplados como un valioso objetivo por los insurgentes.
El pasado viernes, el mismo rotativo entrevistaba a un portavoz del Ministerio de Defensa quien declaró al diario que el Gobierno «no ha ocultado el hecho de que el príncipe se va a Irak y que los malos saben que llega, y esperamos que le consideren un objetivo extraordinariamente importante».
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