Las drogas permiten a los adolescentes diferenciarse de los 'niños' y aparentar ser adultos. Foto: EFE

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EFE-LLEIDA

La presión del grupo y el deseo de seguir al líder es uno de los factores que más influyen en los jóvenes para comenzar a consumir cocaína, ya que para ellos es un elemento socializador, según un estudio sobre el consumo de cocaína entre jóvenes de 15 a 19 años.

La influencia decisiva del grupo en el inicio del consumo de cocaína es una de las conclusiones del estudio realizado por el profesor de antropología de la Universitat de Lleida Joan Pallarés y por el psicólogo social de la Fundación Igenus David Martínez.

Ambos expertos publican bajo el título de «Entre rayas. La mirada adolescente hacia la cocaína» (editorial Milenio) los resultados del estudio de campo realizado por ambos este año a partir de entrevistas realizadas a unos 60 jóvenes de Lleida, Barcelona, Madrid, Bilbao y Albacete.

Los dos expertos explican que los adolescentes fueron escogidos por colaboradores del observatorio sobre drogas que la Fundación Igenus tiene en Catalunya y Castilla-La Mancha.

Los jóvenes participaron en grupos de discusión en los que pudieron explicar abiertamente sus motivaciones para comenzar o no a consumir cocaína.

Una vez analizadas todas las conversaciones, los autores del estudio obtuvieron incluso la ayuda del Plan Nacional sobre Drogas para financiar su libro, ya que en los últimos cinco años el Gobierno ha constatado un aumento del consumo de cocaína en adolescentes.

El objetivo de los expertos era saber por qué los adolescentes comienzan a consumir cocaína entre los 15 y los 19 años, «ya que a esas edades todavía no se puede hablar de consumo, porque hablan mucho de cocaína para sentirse más mayores pero su capacidad adquisitiva no les permite comprarla habitualmente», explica el antropólogo Joan Pallarés.

«Normalmente se comienza a consumir en grupo, siguiendo lo que hace el líder del mismo. Se compran la droga de forma compartida y la consumen como un componente socializador. No consumen coca por ellos mismos, sino que lo hacen para sentirse que forman parte del grupo», señala Pallarés. Otra motivación es que el adolescente pretende diferenciarse de los niños y asemejarse más a los jóvenes. «Si empezar a consumir porros y alcohol lo relacionan con dejar de ser niños, tomar coca lo relacionan con dejar de ser adolescentes. Es como pasar una barrera que les permite diferenciarse de los más pequeños», asegura el experto.

Por todo ello, los autores del estudio consideran que los programas de prevención de drogas deberían incluir medidas para poder hacer frente a esa presión del grupo como elemento que más favorece el contacto con la cocaína.

De esta forma, los adolescentes tendrán herramientas para no tener que consumir drogas por el simple hecho de que en su grupo haya alguien que sí lo haga.