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Unos 20.000 delegados de 190 países asistirán desde hoy y hasta el viernes 18, en Copenhague (Dinamarca) a la 15 Conferencia de las Partes de la Convención de la ONU sobre Cambio Climático (COP15) que debería alumbrar el futuro acuerdo mundial de reducción de emisiones de CO2. El nuevo texto tendría que sustituir al Protocolo de Kioto a partir de 2013 para hacer frente al calentamiento global.

Esta cumbre, para la que están acreditados 5.000 periodistas de todo el mundo y que tendrá lugar en el Bella Center de la capital danesa, debe «pasar la historia» por el éxito en la consecución de un acuerdo pero también por el número de asistentes, según la secretaria de Estado de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), Teresa Ribera. «Sigue habiendo una expectativa grande de éxito», aseguró.

En todo caso, ya se ha descartado la posibilidad de que Conpenhague culmine con un Tratado Internacional con texto articulado, aunque la responsable española ve «perfectamente posible» un acuerdo vinculante, o lo que es lo mismo, una 'COP decisión', con una «referencia expresa» a que se traduzca de forma inmediata en un tratado. Por el momento, se sitúan a un lado del tablero de juego los países desarrollados y, al otro, los países en desarrollo (emergentes y pobres).

Según las previsiones de los científicos de la ONU (IPCC), los primeros deberían adoptar compromisos verificados de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero entre un 25 y un 40 por ciento en 2020 con respecto a los niveles de 1990.

Los segundos podrían continuar incrementando sus emisiones, pero entre un 15 y 30% menos de lo que lo harían si no tomaran medidas. Todo ello para evitar que la temperatura media del planeta no crezca en más de dos grados centígrados a finales del siglo XXI, una cifra que, en todo caso, no aparece plasmada en ningún acuerdo de la COP.