El cambio horario puede tener implicaciones en el sueño y en los hábitos cotidianos. | Pixabay

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Pese a los intentos del Parlament por evitarlo, la noche del sábado 29 al domingo 30 de octubre se cambia el horario de verano por el de invierno, atrasando una hora los relojes.

Ante este cambio, los expertos apuntan que aunque ese día habrá una hora más de sueño, nuestros hábitos cotidianos pueden verse expuestos a algunas variaciones.

«Cambia el horario de luz solar y esto es un factor clave para nuestro descanso nocturno. Como anochecerá antes, es posible que los días siguientes al fin de semana experimentemos una mayor somnolencia a horas tempranas. Y, además, como amanecerá antes, es posible que nos despertemos de forma espontánea antes de nuestra hora acostumbrada», explica la doctora Sonia Montilla, especialista en Neurofisiología Clínica del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.

Aún así, el principal impacto del cambio horario sobre las personas está relacionado sobre su estado de ánimo.

«No existe evidencia de que nuestro sistema inmunológico se resienta. Es cierto que nuestro sistema neuroendocrino, regulador de la producción hormonal, activa la producción de algunas hormonas durante el sueño, pero el cambio horario no es tan significativo como para justificar ningún impacto sobre nuestras defensas», remarca la especialista. María Díaz Aguado, psicóloga de Blua de Sanitas, añadiendo que «sin embargo, el estado de ánimo es más sensible a cambios climáticos, ambientales o contextuales. El cambio de hora genera interferencias tanto en nuestros hábitos y rutinas como en nuestra percepción del cansancio».

Ambas especialistas coinciden en que las personas con patologías del sueño o trastornos psicológicos de base, como ansiedad, son más propensas a notar el cambio horario. En cualquier caso, más vale prevenir que curar, por lo que recomiendan diez pautas a seguir:

-Es muy importante mantener un horario regular, tanto en la hora de acostarse como en la de levantarse.

-Cada persona tiene unas necesidades distintas de sueño, pero lo normal es que 8 horas de sueño basten para garantizar un descanso adecuado. No permanezcas en la cama más horas.

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-Evita las bebidas excitantes a partir de las 16.00 horas. Y no sólo café, sino cualquier bebida que contenga cafeína o teína.

-Evita el sedentarismo: hacer ejercicio de manera regular no sólo contribuye a que estés en forma y te hace sentir mejor, si no que ayuda a relajarse y descargar tensiones.

-Las comidas y las cenas copiosas son incompatibles con un descanso adecuado. Si quieres dormir bien, evítalas.

-El consumo de tabaco también puede dificultar la conciliación del sueño, así como influir en la función respiratoria, añadiendo complicaciones e incluso derivando en patologías como la apnea del sueño.

-Haz bien la digestión tras la cena; deja pasar al menos 2 horas antes de ir a dormir.

-Evitar las siestas prolongadas, especialmente en el caso de personas mayores, más propensas a esta práctica, para que no influya en tu descanso nocturno.

-Cuida la higiene del sueño: mantén los dormitorios limpios, ventilados y ordenados.

-Por último, hay que evitar comportamientos como ver la televisión en la cama o dispositivos electrónicos, como tabletas o móviles, porque también podrían afectar a la calidad de tu descanso.