La nueva cueva, que hasta el momento no había sido detectada, no está conectada con ninguna de las ya conocidas, aunque se encuentra a poco más de un metro del margen suroeste de la Cova de S'Aigu, según ha explicado el representante del Igme Pedro Robledo.
Según los primeros análisis, la cueva se encuentra a una profundidad de seis metros y tiene una altura de 7,5 metros. Su superficie en planta es de unos 800 metros cuadrados en planta y su volumen de 5.000 metros cúbicos.
Entre sus particularidades, Robledo ha destacado la existencia de un lago en su interior, así como su gran riqueza en formaciones propias de una cueva como estalactitas, estalagmitas, columnas, excéntricas o coladas estalagmíticas.
«Algunas de estas formas son muy poco comunes por su longitud y por su estado de conservación», ha señalado el técnico del Igme, quien ha recalado también la existencia en la cueva de fistulosas o macarrones, que son estalactitas finísimas de color blanco.
Asimismo, se ha detectado una gran columna central adornada con muchas estalagmitas.
«Creemos que este conjunto convierte esta cueva en una belleza», ha indicado.
El descubrimiento de este nuevo espacio ha surgido a raíz del análisis de la documentación ya existente y, en concreto, de los sondeos de investigación llevados a cabo a lo largo del año pasado por la empresa Tragsa, así como de diversas tomografías eléctricas.
Salord ha apuntado que este descubrimiento obligará probablemente a modificar el proyecto inicial para la apertura al público de las cuevas de Cala Blanca, aunque ha matizado que los detalles no se conocerán hasta que no finalicen los estudios sobre el nuevo espacio que llevará a cabo el Igme.
Ha subrayado que el hallazgo podría facilitar y abaratar el proyecto, puesto que la cercanía entre la nueva cueva y la Cova de S'Aigu permitiría abrir un pequeño conducto para visitar los dos espacios de forma conjunta.
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Cala Blanca, Maravilla del mundo