Despatarre de un hombre en el metro de Estocolmo. | Peter Isotalo (Wikipedia)

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¿Había oído hablar alguna vez del manspreading? Ese término anglosajón designa el despatarre de algunos hombres, usuarios de los servicios públicos de transporte, que aposentan sus traseros en los asientos de dichos medios y tienden a abrir exageradamente sus piernas, con la consecuente invasión del espacio vital de otras personas.

Puede que se trate de una falta de respeto o educación aparentemente anecdótica, pero si uno se fija lo suficiente, podrá apreciarlo más de lo que se cree en nuestros metros, trenes y autobuses.

A cuenta de estas situaciones, que generalmente afectan a mujeres, algunas personas y entidades ven en ello muestras de machismo, e incluso «micro-agresiones».

Así lo señaló recientemente la CUP de Terrassa, instando a la corporación municipal a tomar cartas en el asunto, emprendiendo una campaña para señalar este comportamiento y combatirlo, algo que ya han hecho ciudades de Estados Unidos, como Seattle o Nueva York.

Este polémico explayamiento ha sido objeto de intensos comentarios y debates encendidos en internet.

Sin embargo, para muchos no se trata de un fenómeno exclusivo de los hombres, y a su vez critican que algunas mujeres ocupen también más espacio del debido con sus bolsos.