Manifiesto reivindicativo
Tras sacar a la calle el estandarte y el brazo incorrupto del santo, portados por Llucia y Sebastià, respectivamente, desde el balcón de Can Vinagre se leyó un breve y reivindicativo manifiesto. «Habréis oído que el alcalde de Palma quiere utilizar las fiestas como reclamo turístico...» lo que rápidamente fue interrumpido con silbidos y abucheos. «...Y nosotros lo vamos a apoyar. Incluso ya estamos en tratos con Norma Duval para cambiar nuestra sede al Pueblo Español». Con una puesta en escena con guardianes del muro, al más puro estilo Juego de Tronos, se procedió al chupinazo con el consiguiente júbilo de los asistentes, la mayoría luciendo el pañuelo verde de la Confraria de Sant Sebastià, aunque también se vieron algunos azules de la cofradía Galáctica y amarillos de Orgull Llonguet.
El pasacalles, encabezado por la imagen de Sant Sebastià llegó hasta el bar Molta Barra, donde se celebró una comida para 250 personas. «Hace meses que se llenó el cupo», nos confesaba un empleado. El menú estuvo compuesto por albóndigas, lentejas y de postre bombón mallorquín, algo de agua y mucho vino. El grupo Los Burruños amenizó la sobremesa antes de retomar el pasacalles con la banda Xaranga Final Feliz.
Entre trombones y trompetas, un Sant Sebastià viviente se alzó entre la multitud, y después del encuentro con el Sant Rescat en el bar Flexas, se retomó la marcha hasta el bar España, donde Mateu de Ca?n Vinagre se encargó de dar el pregón: «Llevamos ya muchos años encendiendo foguerons y haciendo torrades, y que siga así muchos años más. Este año quiero tolerancia, y que todos disfrutemos de la fiesta», a lo que la gente respondió vitoreando su nombre y cantando La Balanguera. En torno a la medianoche Orgull Llonguet inició su revetla en el Bar Bellver.
2 comentarios
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Doiots per justificar beure i fer es bambol.
Molts original lo d'es chupinazo...