Tere Pico cuenta la situación que vive por su estado de salud. | Click

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Tere Picó habla dos idiomas –«tengo también el catalán C por la Conselleria»–, es muy culta y, cuando puede, asiste a exposiciones y conferencias. Y hasta que pudo, trabajó como peluquera. Pero lo está pasando muy mal en estos momentos. De ahí que se haya borrado prácticamente de la vida social, refugiándose en casa.

Entre sus múltiples enfermedades y dolencias se encuentran trastorno bipolar, asma, lumbago crónico, osteoporosis, artritis en las manos, mala circulación sanguínea, bronquitis crónica degenerativa, etc, lo que le impide trabajar. «No puedo levantar el brazo izquierdo ni coger peso a causa de una tendinitis crónica degenerativa», lo cual, levantar los brazos, es fundamental para trabajar en peluquería». A ello hay que añadir dos nuevos problemas: uno físico y otro mental, que la pueden llevar al borde del abismo en el que ya ha estado en otras ocasiones.

El problema físico lo tuvo al caérsele una persona encima. La rótula de la pierna derecha se le ha salido de sitio, por lo que ha tenido que ser intervenida y escayolada. «Y como he adelgazado en este tiempo, me han tenido que quitar la escayola y volvérmela a poner para que me sujete», dice. Y el mental es la alteración que le ha producido saber que el informe médico no favorable que han hecho de ella le ha supuesto la retirada de la paga no contributiva de 370 euros que tenía a causa de una minusvalía que ahora se ha convertido en otra del 42 % –antes del informe, y durante años, ha tenido el 65–, sin derecho a medicamentos gratuitos, ni paga, ni ingresos.

Solo percibe «por carecer de ingresos y solo durante unos meses» una ayuda que le llega a través de los servicios sociales de Llevant Nou (130 euros para comida, 25, para higiene y 25 para mantenimiento del hogar), con la que tendrá que sobrevivir. «Incluso dicho servicio iba a abonarme el alquiler de la casa en que vivo, pero el casero se niega a firmar un recibo, por lo cual no podré pagarle después de haber cumplido ese pago durante cuatro años. También, ahora sin paga, no se cómo podré compra los 16 medicamentos que me tomo cada día».

Habría otra solución, que Resoga le concediera durante dos años una paga de 420 euros. «Yo lo he solicitado, pero el proceso puede durar entre tres y seis meses, y de aquí a entonces no sé cómo podré sobrevivir». Su situación es caótica. Y lo peor es que no ve salida. «Porque las medicinas que tomo me aportan estabilidad, pero si no las tomo, las circunstancias se vuelven desfavorables, mi bipolaridad, que es la peor de las tres existentes, me puede llevar al suicidio, como ha sucedido en otras ocasiones».

Así que, ¿qué vamos a hacer con Tere? ¿Dejarla que siga por el camino de la incertidumbre que marca su bipolaridad, sin recursos para, siquiera, medicarse? Eso es grave. Por eso, alguien lo tendría que mirar. Alguien de la Comunitat que tenga que ver con Servicios Sociales. A ver si alguien le ayuda a mejorar un poco su situación.