La peculiar forma angulosa del buque Cloudbreak ante Bellver, se confunde con los edificios. | Gabriel Alomar

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El desfile de megayates de este verano en Mallorca brindó este miércoles la primera visita del vanguardista Cloudbreak, que como es habitual en aguas de la bahía amarró en los pantalanes del Club de Mar.

Diseñado para los viajes de exploración extrema a la Antártida y Groenlandia pero también a las islas salvajes del Pacífico sur, entre otros enclaves exóticos de cualquier continente, el Cloudbreak es el resultado del trabajo conjunto del renombrado diseñador escandinavo Espen Oeino y del interiorismo del francés Christian Liaingre.

Valorado en cien millones de dólares, este superyate de 72 metros de eslora fue entregado en 2016 por el astillero alemán Abeking & Rasmussen a su armador, el ruso Alexander Svetakov, quien eligió este nombre por su afición al surf y su relación con el arrecife homónimo que inspira al barco. Al frente de múltiples negocios bancarios, casinos, seguros y la venta de caviar, su propietario cede el yate también para el charter a la empresa Super Yacht Mónaco al precio de 750.000 euros por semana.