Santuarios y monasterios que puedes visitar en Mallorca este verano. | M.À. CAÑELLAS / J.MOREY

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Tranquilidad. Ésta es la palabra clave de los turistas que durante el verano se deciden por alojarse en uno de los santuarios que ofrecen alojamiento en Mallorca. A esto se añade la ventaja de que al estar situados a más de 500 metros de altitud sobre el nivel del mar, los santuarios de Lluc, Cura y Sant Salvador son los refugios ideales para huir de las agobiantes noches estivales.

Lluc es el lugar que ofrece menos servicios al cliente. «De hecho, no se nos puede considerar hotel. El cliente se hace la cama y repasamos las habitaciones cada tres días. Eso sí, ofrecemos desayuno en el restaurante de al lado y los clientes también pueden cenar», explica el gerente, Sebastià Sureda.

Ana y Clara son dos amigas de Albacete y Valencia, respectivamente. «Hemos venido una semana y la verdad es que cogimos este lugar un poco por casualidad porque nos decidimos tarde y casi no quedaban alojamientos en la Isla a un precio razonable», comentan.

palma reportaje santuarios lluc foto morey

En este mes de agosto la ocupación se encuentra al 50 por ciento (precio medio de una habitación doble superior, 60 euros día en agosto).

«Los fines de semana hay puntas por la presencia de mallorquines», señala Sureda. Pero también hay residentes que pasan sus vacaciones aquí, como una familia palmesana que lleva acudiendo a este lugar 15 años. «Es un sitio magnífico para descansar, que es lo que más hace falta nos hace», comenta una madre que prefiere no dar el nombre y que en broma dice que todo está malísimo y que sufren mucho. «Es para que este lugar continúe siendo un secreto», puntualiza.

El Santuari de Lluc, gestionado por los misioneros de los Sagrados Corazones, es el único de los tres lugares visitados que cuenta con una piscina, lo que atrae no sólo a clientes de la hospedería, sino también a muchos visitantes. Su uso cuesta 2 euros, pero es gratuito si se adquiere la entrada para visitar el lugar.

Existen algunos clientes que no se alojan durante todo la estancia en este tipo de alojamientos. «Estaremos ocho días en Mallorca, la mitad del tiempo la pasaremos en Lluc para, de aquí, recorrer la Isla y luego cuatro días en el hotel Iberostar Cala Barca para estar todo el día en la tumbona», explica Jesús, que ha venido desde Madrid junto a su esposa, Estefanía, y sus hijos María y Nacho.

Alojamiento en celdas

Hace 14 años que el Santuari de Cura ofrece alojamiento en sus celdas (desde 51 euros por noche en habitación doble). La propiedad corresponde a la TOR de los Franciscanos, pero es la familia Vidal-Servera quien tiene una concesión para su explotación. Esta familia cuenta con una amplia trayectoria en el mundo de la restauración y es la propietaria del conocido restaurante Es 4 Vents, de Algaida.

palma Monasterio de Cura.

«Como no tenemos piscina ni otras instalaciones, nuestro fuerte consiste en ofrecer el mejor servicio posible en la restauración, la limpieza y calidad de las habitaciones», comenta el gerente, Rafael Vidal, quien añade que este verano ha experimentado una fuerte subida el turista francés. Las 33 habitaciones del Santuari de Cura se encuentra al completo durante este verano «y el residente suele venir en marzo o abril».

Las vistas son otros de los grandes atractivos de estos establecimientos, sobre todo en el caso de Cura y Sant Salvador. Este último es propiedad del Obispado de Mallorca y el negocio es explotado por una empresa de Alcúdia. Pilar Romero y su hermano Consoli llevan las 20 habitaciones dobles, los dos apartamentos, el restaurante y la cafetería, junto a una decena de empleados.

«Está claro que quien viene aquí quiere tranquilidad, pero algún cliente se ha llegado a quejar de los sonidos de un pájaro o el cacareo de un gallo».

Juan Luis y Beatriz tenían claro desde hace tiempo que aquí iban a pasar sus vacaciones. «Cogimos la habitación en marzo. Nos encanta la playa, pero queríamos un alojamiento lejos del bullicio de la primera línea y este lugar es fantástico», comentan. A esta pareja de Madrid le encanta «cenar al aire libre rodeados de naturaleza con varios grados menos que a nivel del mar».