¿Una cervecita después del baño con unas patatas fritas? ¿Un helado después de comer? ¿Y por qué no las dos cosas?
A priori, cualquiera de nosotros se podría embarcar gustosamente en esta aventura gastronómica. Al fin y al cabo, el verano es el verano, y un caprichito de vez en cuando no viene mal a pesar de que lo que no mata, engorda… o engordaba. Gracias a un equipo biomédico español se puede asegurar que lo que no mata, ahora ya no engorda.
Estos expertos nutricionistas y genetistas capitaneados por Juan Carlos de Gregorio, fundador y CEO de Clínicas de Recuperación del Estado Saludable (Clínicas CRES) han dado con la clave que permitirá saber qué alimentos podremos tomar y cuáles no en función de la tolerancia o intolerancia que tengamos a éstos. «La clave está en una muestra de saliva en poder del código genético y en saber cómo metabolizamos los distintos componentes alimentarios», explica Juan Carlos De Gregorio. «Si el alimento no se metaboliza bien lo guardamos en sitios específicos de nuestro cuerpo y solemos acumularlo de forma selectiva. Es decir, leyendo el código genético de una mínima muestra de saliva somos capaces de saber qué alimento nos sienta bien o mal».
Y es que una cerveza con su pinchito, o un buen plato de embutidos, por ejemplo, no le engorda lo mismo a una persona que a otra. La saliva, o mejor dicho, el estudio de la saliva, nos proporcionará la respuesta sobre lo que podemos o no comer, o hacerlo con más o menos asiduidad sin que luego nos tengamos que arrepentir.
Basado en 26 polimorfismos seleccionados que intervienen en la nutrición, a través del test se investigan intolerancias a la lactosa, al gluten, a la histamina o a la mala absorción de la fructosa. También se estudian los tres micronutrientes esenciales en el día a día como son la sal, la vitamina D y el ácido fólico, así como la correcta metabolización de nutrientes.
La prueba es muy sencilla. Se trata de obtener una pequeña muestra de saliva. A partir de los resultados de ese test ya podremos saber si ese aperitivo playero lo podemos convertir en una excepción o en una práctica habitual porque la ventaja es que la información que adquirimos a través de Geneticres Nutricional es para toda la vida ya que la genética no cambia. Así sabremos qué alimentos nos sientan mejor o peor y cuáles contribuyen a que ganemos peso o lo perdamos.