El cáncer de mama triple negativo representa en España entre el 12 y el 15 por ciento de todos los tumores mamarios, si bien la inmunoterapia beneficiaría al 40 o 45 por ciento de las pacientes con este tipo. «Estos tumores son los que menos tratamientos tienen porque no tienen una diana clara a la que atacar y, hasta ahora, sólo se podía dar quimioterapia. En las consultas estábamos huérfanos porque no sabíamos cómo tratarlos ni el pronóstico. Pero ahora, por fin, se ha demostrado que un grupo específico de pacientes la inmunoterapia puede aportar beneficios», ha dicho Lluch.
La doctora alude a los resultados obtenidos en el estudio 'IMpassion130', un ensayo clínico fase III que ha demostrado que añadir la inmunoterapia atezolizumab (un anti-PDL1) como tratamiento inicial a la quimioterapia (nab-paclitaxel) se traducía en un incremento significativo de la supervivencia, en comparación con la quimioterapia sola. Además, la supervivencia libre de progresión (SLP) fue de 7,5 meses frente a cinco, respectivamente, logrando así una reducción de riesgo de progresión del 38 por ciento.
Además, la supervivencia global fue de 25 meses frente a los 15,5 meses. «Ahora bien, estos resultados no significan que este tratamiento cure, pero sí que ayuda a paliar, a controlar síntomas e, incluso, a aumentar unos meses la esperanza de vida en este subgrupo de pacientes cuya supervivencia es muy baja», ha añadido la también jefa de Hematología y Oncología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, para informar de que a estos datos hay que sumar los que aporte el estudio fase III 'Keynote' con la inmunoterapia antiPD1 pembrolizumab en combinación con eribulina.
Ya se ha empezado a estudiar la inmunoterapia en el cáncer de mama triple negativo inicial, si bien todavía no hay datos. Concretamente, la directora general y científica de GEICAM, Eva Carrasco, ha informado de que su organismo va a llevar a cabo el estudio 'IMPassion030' con atezolizumab en adyuvancia en pacientes con este tipo tumor.
Posteriormente, y en colaboración con el grupo alemán German Breast Group, los trabajos 'Gepardouze' con la misma inmunoterapia pero en neoadyuvancia (antes de la cirugía), comparando quimioterapia sola frente a quimioterapia más atezolizumab, y el estudio 'Gepartreize', en el que se utilizará la inmunoterapia durvalumab. «La inmunoterapia se ha empezado a probar en el cáncer de mama triple negativo porque es el que menos opciones tiene, pero hay otros tumores de mama que también se pueden beneficiar», ha comentado la doctora Carrasco.
De hecho, a estos trabajos se va a añadir el estudio 'APTneo', con el grupo italiano de la Fondazione Michelangelo, en el que se analizará el uso de la inmunoterapia en una población con cáncer de mama HER2 positivo tratada con terapia estándar (trastuzumab-pertuzumab-quimioterapia) antes de la cirugía, añadiendo en un grupo el uso de atezolizumab.
AVANCES EN CÁNCER DE MAMA HER2 POSITIVO
Precisamente, tal y como ha explicado la doctora Lluch, en el cáncer de mama HER2 positivo con enfermedad residual tras un tratamiento neoadyuvante también se está avanzando. Y es que, por primera vez, se ha comprobado, en el estudio de fase III 'Katherine', que usando un anticuerpo conjugado (un anticuerpo y una quimioterapia en un sólo fármaco), el T-DM1, se logra un incremento de la supervivencia libre de enfermedad, tanto en las pacientes que no alcanzan una respuesta completa con la terapia estándar en combinación de quimioterapia más el doble bloqueo (trastuzumab y pertuzumab), y en las que queda enfermedad residual tras la cirugía.
Así, según los datos de este estudio internacional, en el que han participado centros españoles, la supervivencia libre de enfermedad invasiva a los tres años fue de un 88 por ciento para las que recibieron T-DM1, frente al 77 por ciento para las tratadas con trastuzumab. No obstante, respecto a este último fármaco, se ha confirmado que la pauta estándar debe continuar siendo de 12 meses. «Esta última investigación sí sugiere que si en algunas pacientes con poca enfermedad residual tras la cirugía resulta necesario, por algún motivo, suspender el tratamiento al cabo de seis meses, esta decisión no entraña serios riesgos», ha argumentado Lluch.
Este año GEICAM va a investigar, en el estudio exploratorio 'Katia', que se realizará en 10 hospitales españoles, pacientes con cáncer de mama avanzando HER2 positivo tratadas con T-DM1, un anticuerpo conjugado que aúna en el mismo fármaco un anticuerpo monoclonal (trastuzumab) y una quimioterapia (DM1).
«Queremos saber más a la hora de utilizar combinaciones que sean eficaces, sin dejar de utilizar fármacos como T-DM1. A su eficacia hay que sumar la seguridad que supone poder dar una molécula dirigida que contiene una quimioterapia que no se libera hasta que no entra en contacto con la célula tumoral. Por ello, es importante averiguar qué motiva la resistencia y generar estudios que permitan identificar otras combinaciones capaces de revertir la pérdida de sensibilidad», ha argumentado la doctora Carrasco.
Con el objetivo de encontrar el mejor modo de revertir las resistencias, se va a poner en marcha también el ensayo clínico fase III 'Natalee', con pacientes hormono-sensibles con cáncer de mama temprano con receptores hormonales positivos y HER2 negativos que, después de haber sido intervenidas quirúrgicamente, reciben terapia endocrina como tratamiento adyuvante durante un mínimo de cinco años. En este caso, según ha explicado la experta, se estudiará si añadiendo en uno de los brazos del estudio un inhibidor de CDK4/6 (ribociclib) se revierten las resistencias que aparecen al tratamiento hormonal.
Otro trabajo que las expertas han anunciado que GEICAM va a poner en marcha este año es el estudio fase III 'Alphabet' en pacientes con tumores HER2 positivo que ya han pasado un par de líneas previas de tratamiento y llegan, al menos, a una tercera línea. Este estudio se centra en aquellas pacientes que tienen una mutación de PI3K, la cual confiere una resistencia adicional a tratamientos en general y a los anti-HER2 en particular.
También, el grupo de investigación tiene previsto iniciar un breve estudio en neoadyuvancia en pacientes con tumores de mama de alto riesgo con receptores hormonales positivos. «La idea es que si demostramos que tiene el mismo beneficio en términos de eficacia administrar quimioterapia estándar que sustituirla por terapia hormonal más una terapia diana, a lo mejor a la larga estas pacientes podrían ahorrarse recibir quimioterapia, con lo que eso supone en su calidad de vida. Este trabajo debe ser visto como un generador de hipótesis para hacer un estudio más grande; un primer paso en esa dirección», ha dicho Carrasco.
Finalmente, la doctora Lluch ha aludido a otros estudios presentados como, por ejemplo, los trabajos 'Amaro' y 'Zeta20', que ponen de manifiesto que las pacientes con un solo ganglio afectado pueden controlarse con radioterapia, sin necesidad de hacerse una linfadenoctomía axilar. «Esto va a cambiar la práctica clínica», ha aseverado, para zanjar recordando otro trabajo en el que se ha demostrado que el ejercicio físico y la reducción de la ingesta calórica reducen el riesgo de recaídas en pacientes con cáncer de mama, al mismo nivel que el tratamiento sistémico.
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