Si hubiera que definir a este personaje en dos palabras, porque Jaime Pizá es todo un personaje, serían trabajador y generoso. A sus 76 años continúa entrando en la cocina al alba para preparar los platos. «Cada dos días voy a mercado y si me traen algo que no me gusta lo devuelvo sin pensármelo. La calidad, ante todo, y cuando hay algún plato que no ha salido bien sufro mucho». Además de comer bien, la norma de la casa hace que Jaime, que deja la cocina para pasearse por las mesas durante el servicio, invite a una copa de champán o de licor a los comensales. «La mejor publicidad es el boca a boca y hay que tener al cliente contento».
En su vocabulario no está la palabra vacaciones. «Abrimos todos los meses del año de lunes a sábado y yo aprovecho el domingo para limpiar». Tampoco figura el vocablo jubilación. «A mis 76 años sigo siendo autónomo y estoy asegurado», explica con orgullo, e insta al periodista a que salga publicado. «Yo me moriré aquí, trabajando, que es lo único que sé hacer», sentencia.
Ocasiones no le han faltado para traspasar el negocio. «He recibido mil ofertas, pero nunca he tenido la menor tentación de dejarlo». Por contra, tampoco ha podido comprar el local situado en el Passeig Mallorca. «Pertenece a la familia de los constructores Llull Sastre y nunca me lo han querido vender».
Su padre y su abuelo eran pasteleros y él otorga a los dulces una gran importancia. «El cardenal me lo traen de Lloseta y el resto de tartas son de las mejores pastelerías de Palma».
No siente predilección por ningún tipo de comida, salvo por el picante. «Soy capaz de echarle quince guindillas a una tortillas. Me apasiona».
Afirma que sufrió más con la ley antitabaco que con la crisis de hace unos años. Pero su peor enemigo para el negocio es el fútbol. «Soy del Mallorca, del Baleares y simpatizante del Barça. Cuando hay un partido importante, no vengo a trabajar, a no ser haya una urgencia y entonces bajo. Total, vivo aquí al lado».
De entre todos sus clientes y amigos guarda un recuerdo muy especial para Pere A. Serra. «Él me hizo rico», asegura mientras se enjuga las lágrimas.
5 comentarios
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Enhorabuena Jaime, no hagas caso de los comentarios negativos.Seguro que ninguno de ellos, es capaz (mejor dicho), no tiene la voluntad de levantarse a las seis de la mañana para preparar personalmente las viandas que luego degustamos y estar a las 24 horas del mismo día compartiendo con tus clientes una copa de cava o champán día tras día durante 50 años . Teniendo en cuenta que te contemplan 76 años y nula necesidad pecuniaria. Mucha salud.
Bona persona i faner , record es temps des Bruseles i es Camborio...ha plogut ja...
A mitjan dels 70, ja ha plogut, vaig fer feina en un bar que hi havia devora "Los Rafaeles", que ara forma part des restaurant. Amb el seu germà Toni jugàvem en es mateix equip de futbol i ell me va dur a fer feina allà. Ara no sé com funciona, però en aquells temps era de lo millor de Palma.
últimamente se habla mucho d Los Rafaeles en este periódico...
Pensando en ir se me ocurre mirar en tripadvisor. Ya se me quitaron las ganas.