El bebé, que pesó 3,3 kilos y que aún no tiene nombre, es el primer hijo de los duques de Sussex, Enrique y Meghan, y el cuarto nieto del príncipe Carlos, heredero de la corona británica.
«Tengo a los dos mejores chicos del mundo, estoy realmente feliz», afirmó la duquesa de Sussex desde el gran salón de San Jorge del castillo de Windsor, a las afueras de Londres.
«Tiene un temperamento muy dulce, es bastante tranquilo», agregó la antigua actriz estadounidense, a lo que el duque de Sussex añadió, entre risas, que no sabía de quién sacaba esa tranquilidad.
El príncipe Enrique, que intercambiaba miradas con su mujer mientras presentaba al recién nacido a los fotógrafos, resaltó que espera pasar momentos especiales con el niño a medida que crece.
Se espera que la reina Isabel II, de 93 años, y su marido, el duque de Edimburgo, vean este miércoles al nuevo miembro de la familia real.
Los nombres de Alejandro, Jaime y Arturo son los favoritos de las apuestas, pero también Spencer, Felipe, Carlos y Eduardo.
La popular pareja y su niño viven en Frogmore Cottage, su casa ubicada en los terrenos de Windsor (a las afueras de Londres), que en los últimos meses fue sometida a una extensa renovación.
La llegada de otro bebé a la monarquía británica ha generado una gran atención mediática en el Reino Unido y en el mundo entero.
A diferencia de los duques de Cambridge, los de Sussex han decidido no comparecer ante los medios con el bebé en brazos el mismo día del nacimiento, una señal de que han optado por preservar la intimidad y evitar un gran despliegue de cámaras y fotógrafos.
El pequeño, el primer mestizo que nace en el seno de la familia real dado que la madre lo es, figura como séptimo en la línea sucesoria después de su padre, sus tres primos (Jorge, Carlota y Luis), su tío (Guillermo) y su abuelo (el príncipe Carlos).
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